Prólogo
Profecía
Un ángel hablaba…
Como una explosión brota el odio,
igual que la guerra se desata rápidamente
y fluye dejando atrás rastros de sangre.
El corazón de una niña anhelaba palpitante…
Como dragón que escupe fuego que todo lo consume,
yo te consumiré con más que amor,
te mostraré que no todo es oscuridad.
Recuerda mis palabras cuando caigas rendido,
porque estaré allí en cada destello de luz,
aunque esa luz provenga de las flamas de tu boca.
Tu calidez es sobrenatural como el magma,
yo te mostraré la calidez de un abrazo y me maldecirás.
Mi luz será tu luz pero tú amas la oscuridad,
pues en ella te sientes tranquilo,
en ella no ves el mal que has hecho,
la destrucción que has causado.
Sabes que existo pero tus ojos aún no me han visto.
Seré tu destrucción y tú serás la mía.
¿Quién de los dos ganará?
Nacidos para aniquilarnos mutuamente.
La luz en mi reina y en ti el mal domina.
Te amaré tanto como tú me odiaras.
Tu pasividad me atraerá
y el ruido de mi mundo te despertará de tu largo sueño.
Mi fragilidad hará que desees protegerme
y tu fortaleza me alejará de ti.
El ángel ve el futuro y solloza apenado.
La pasión por la lucha los motivara a vivir,
a encontrarse, a disfrutar, a tener sed de sangre,
de victoria…
El Santo
Ángeles y demonios.
Una niña, un dragón y solo estarán juntos en el momento de su muerte.
El dragón dormía…
Te veía, en mis sueños te hacía el amor
y tú me apuñalabas con una daga
arrancándome el corazón.
Te veía, te deseaba y por tal razón te odiaba.
Te veía mujer y anhelaba todo de ti.
Tu mente me estaba prohibida.
Tú huías de mí, como una presa huye de su cazador.
Te vi y quise tu corazón, y después apretarte el cuello.
Tus ojos me hechizaron y perdí el control.
Tu cercanía me destruye, tu distancia me atormenta.
Tu vida hace de la mía una simple existencia.
Te veo y en ti mi reflejo vive.
Tu cabello rojo como las llamas que brotan desde mi garganta.
Tus verdes ojos relucientes como las escamas de mi pecho.
Tu piel tan blanca como la pureza que me falta.
Te vi, inocente y quise corromperte.
Deseo tu muerte.
Deseo que me odies para así matarte con facilidad.
Deseo, deseo, deseo, deseo…
Hacerte mía y matarte así no serás de nadie más.
Dime que me amas para gritarte cuanto te odio.
Pelea conmigo,
blande tu espada,
directo a mí vacío corazón,
si la entierras allí, tu vida será larga.
Desperté de un largo sueño y allí estabas
tu mortal cuerpo justo frente a mí.
Te vi y tan solo eras una niña.
El ángel sonríe…
Y su deseo de protegerla fue más grande.
La fragilidad en ella lo hizo vulnerable…
Dos niños se preparaban para ir al colegio, el día de mañana sería agotador, era la ceremonia de apertura.
Una pelirroja dejaba su nuevo uniforme recién planchado en la silla de su escritorio, mientras que el moreno buscaba su abrigo del año pasado donde quiera que estuviese refundido.
—Mi primer día de colegio —pensó la niña mitad entusiasmada, mitad temerosa, no sabía que esperar.
—La misma porquería de siempre —susurró el chico tirando el abrigo al escritorio. Aburrido.
Bueno les dejeo con el prólogo.
Antes de cualquier reclamo Yuen, Yuenayiro soy yo y puedo comprobar que esta historia es 100% mía.
Saludos Juls.
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